sábado, 22 de noviembre de 2008

Haberlo vivido


Cuando comencé con esto del Archivo Santa Clara tuve el ingenuo pensamiento de que de algún modo yo me iba a apropiar de las imágenes. pero fue exactamente a la inversa: cada vez les pertenezco más. Y esos rostros en sepia, algunos con fecha y ocasión, otros instalados en un tiempo sin tiempo han empezado a poblar mis estantes y mis horas. Tras uno de esos rostros, con tiempo e historia marché por la carretera el pasado domingo.
Me recibió el patio umbrío y familiar, con sus pájaros, sus flores y un perrito hospitalario. Allí nos sentamos con el hombre, a mirar las fotos del fútbol de un Santa Clara antiguo y presente. De aquel sobre no sólo salieron las fotos: salieron nombres, historias de vida, alguna que otra muerte,las trifulcas, la patada al pecho, los goles sacados de la galera y mucho, mucho sentimiento.
En tanto que nosotros dialogábamos, su hijo encendió la cámara y comenzó a filmar. No sé si él lo percibió porque cuando apareció su imagen jovencísima, de bravía estampa de arquero dejó de mirarnos, de ver su patio y empezó a andar por la cancha rodeada de una hinchada brava, sin alambrados ni vallas de protección, con sus jóvenes años que precisaban mostrarle a la barra lo que él valía. Lo veo entonces que en medio del relato de pone de pie y se coloca contra una enramada, narrando siempre la historia pero en realidad hablándole a Silva, el técnico, pidiendo que no armaran barrera para no quitarle espacio. "Y me paré así, bien en el fondo del arco y le pedí al técnico "¡no me arme barrera, no me arme barrera!" Y el corazón le palpitaba porque ESE era el momento. "La hinchada, desesperada gritaba: ´¡Arme barrera Silva,arme barrera!` Entonces Silva se da vuelta y grita: ´Yo traje arquero, carajo!`Y la pelota me pegó aquí en el pecho y la agarré"
Para los que amamos el fútbol o para cualquier ser humano capaz de sentir o haber sentido una pasión, está todo dicho: hay momentos que, para siempre, te dejan marcas en el cuerpo y en el alma. Hay tiempos de la vida que no se mueren nunca, por eso los muchachos de noble estampa que me están mirando desde su domingo en sepia una vez más van hacia una tarde de triunfo o derrota, pero siempre de lucha.
Dedicado a Gerónimo García ("Cacho")

3 comentarios:

Equipo de trabajo - Evaluación dijo...

soberbio!! El cacho por tremenda atajada!! y vos, por tremendo relato..

Carmen Ramírez dijo...

Gracias Equipo. El armar la muestra sobre fútbol está siendo algo muy, muy fuerte.
Aquele abraço

Isabel Barceló Chico dijo...

Hay momentos, como este que tú señalas,que nos quedan para siempre en la memoria, porque destilan emoción. Y lo más maravilloso es que pueden rememorarse cuantas veces se quiera y, siempre, siempre, nos devuelven a ese preciso instante y nos vuelven a hacer felices. Saludos cordiales.