sábado, 20 de septiembre de 2008

Morituri te salutant


¿De quién puede hacerse amigo alguien que trata a la muerte como a una parienta, y que los 2 de noviembre tiene que pedir un préstamo para comprar tantas flores?: de un funebrero, por supuesto. Es el destino y otro montón de brujerías que inventa la gente para explicar la vida, que no es más que un sueño soñado por alguien (Borges: no te atrevas a reclamar la autoría de la frase desde el Más Allá).
El sujeto aludido no mora en esta villa Santa, aunque tiene un aire sombrío que lo hace ideal para habitar estas tierras.
Camina casi en puntillas y habla suavecito, marcas indelebles del oficio; tiemblo cuando abre despacito la puerta de la Sala de Profesores y con una leve sonrisa de colmillos asomados dice: "¿un cafecito"?
El oficio de triste hace que uno le cobre afecto a seres que llevan la nostalgia en la piel,aunque sonrían y no anden todo el tiempo pensando en suicidarse, por eso creo que Lamorte y yo somos casi amigos.
En cierta ocasión en que yo estaba parada y él se acercó con ese andar de Joe Black no pude reprimir una suerte de dejavou de celuloide: se me representó la escena de los westerns en que el sepulturero juna cuál de los duelistas puede llevar la de perder entonces a ojo nomás le saca las medidas para el sobretodo de madera.
Me gusta Lamorte porque reímos de lo inevitable.
Una amiga en común suele quejarse de que en un viaje semanal que hacen juntos Lamorte, en lugar de sentarse junto a ella prefiere sentarse junto a un anciano que hace el mismo recorrido con frecuencia. Ella lo atribuye a simple distracción: yo me inclino a creer en una suerte de marketing funerario.
Andá a saber a dónde nos va a llevar el destino (o esas brujerías que la gente inventa para justificar lo que nos pasa), pero si acontece que me agarra el patatús en territorio de mi funebrero favorito espero que no deje que me pongan esas coronas horribles hechas como de papel higiénico ( y que los deudos pasas 6 meses pagando en cuotas), que me haga envolver en el pabellón patrio de Peñarol y contrate a alguien para que haga chistes soeces a efectos de ahuyentar a las comadres.
Por eso Lamorte, cada vez que nos vemos ese es mi saludo. Morituri te salutant
( total: si es cierto; pasa que las gentes ignoran esas nimiedades de la existencia).

2 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Me encanta este sentido del humor. Ciertamente todos hemos de morirnos, así que está bien tener cerca a un profesional de los rituales fúnebres. Saludos cordiales.

Carmen Ramírez dijo...

Por cierto que sí. Me alegro de tu visita. Voy a entrar a tu blog que hace siglos no leo porque estuve muy apartada de la red. Abrazod