jueves, 3 de abril de 2008

MUERTOS DE RISA


Cuando mi abuela la Adelaida iba a contar una anécdota referida a un difunto expresaba: "Como decía el finadito .... (¡que no me lo diga más!)" y a mí me complacía hacer comentarios impíos sobre segundas oportunidades ante lo cual ella enfurecía y daba por terminada la evocación. Pero no adelantaba temer a esas cosas: la muerte y los Ramírez tenemos una vecindad entrañable, tanto que dos por tres me sorprendo nombrándola como a alguna parienta vieja.

Cuando pasábamos frente a la sala velatoria habiendo funeral, o veíamos un cortejo , mi padre solía comentar como al descuido: "Ese no toma más Coca Cola" y, además, tenía una colección imperdible de cuentos de velorios ,enriquecida por sus largos años de policía y por una imaginación que no siempre se matrimoniaba con la realidad.

Sin embargo mi Tía la Tónquina no; ella jamás compartió la impiedad con que mi viejo hablaba de los difuntos y presumo que a escondidas se persignaba. Ella ha sufrido por ella y otro poco por nosotros ,dado que -me parece- sospecha que somos medio bárbaros para el tema de los decesos y las lamentaciones. Cuando uno de los nuestros, ya ascendido parece alejarse, le reza, le reza y le reza hasta que lo trae de vuelta, al alcance del cirio prendido frente al portarretrato.

El día en que enterramos a mi viejo, mientras marchábamos al cementerio en esa especie de desfile macabro, mi Tía, transida de dolor, se da vuelta, mira hacia atrás y observando la fila de coches expone la siguiente estadística mortuoria: "Qué pocos autos: en el entierro de la finada Chiche, tu madre, había más" No pude reír porque mis fuerzas estaban en otra parte, pero entonces supe que el autor de mis días había dejado de contar chistes de velorio para poder protagonizarlos.

7 comentarios:

Equipo de trabajo - Evaluación dijo...

qué humor, me reí..qué via`ser. jaja, y me sigo riendo..aunque ya sé que no es gracioso. Y con todo el respeto me río. Estoy llorando de risa, creo que haré un río de tanto que me río.
Ah, en vezs de subir dos post casi de forma simultánea, los subís con una semana de diferencia, asi después no pasás un mes sin escribir, como sueles hacer!!!

Vico dijo...

Me encanta este tipo de humor.
Jamás entendí esa cosa del funeral, del entierro y del velorio. Se me hace tan sado!
Pero lo bueno es que hay gente como vos que rescata sonrisas de algo tan macabro. Un gusto leer tus escritos.

Noël dijo...

Sos una genia...
Clap, clap, clap...

Primero me hiciste acordar a mi padre, otro que tenía ese humor negro tan exquisito.

Segundo que yo soy así, y me jacto de la gente que hace un culto a los muertos, dado que creo que una vez que el alma sale del cuerpo, éste se convierte en un deshecho. Ya no somos "esa" persona.

Y además, tengo la firme convicción sobre el alma y su reencarnación , que me hace pensar que la muerte no es algo malo, sino un estadio más del ciclo de vida.

Me encantó tu post.
Besote!

Susana Peiró dijo...

Ah, Carmela. Soy yo quien linkeará tu blog en forma inmediata...me ha fascinado tu blog, mujer!

De entradita, tengo "Muertos de Risa", estupendo relato y un retrato impecable de relaciones humanas. Me gusta tu sentido del humor, mucho!

MUCHAS GRACIAS por tu visita a la Cueva. Sos absolutamente bienvenida y una interlocutora que disfrutaré con muchísimo gusto!

Y aquí me tendrás, divagando y pasándola sensacional con Vos!

Un abrazo y un gustazo conocerte!

Isabel Barceló Chico dijo...

El humor de tu familia respecto a la muerte, me hace pensar que eran muy sanos. Porque lo malo es lo que ocurre ahora, al menos en España, que la muerte se ignora, la apartamos de nosotros como si no existiese o como si nunca nos fuera a tocar. Así que te felicito. Quien se rie de la muerte seguro que, en conjunto, lleva una vida muy risueña. Saludos cordiales.

Eugenia dijo...

Irrespetuosa. Con la muerte no se juega.

Carmen Ramírez dijo...

¡Qué voy a jugar! ¡Si me han dicho que la muy infame tiene cartas marcadas!