martes, 11 de diciembre de 2007

CAPILLA SIXTINA


Con esto de la mudanza interna, lapintura y demás, mi cuarto luce como la buhardilla parisina de un novelista en sus años pobres y creativos. Es raro, pero lo arreglé como si tal fuera a quedar; es el reencuentro con la proximidad y el abigarramiento en esta Casa de los Vientos tan grande, tan espaciosa.
Debo confesar que la experiencia de echar color sobre las paredes del hogar me ha resultado desvastadora para el cuerpo, el bolsillo y la autoestima, puesto que me he cansado hasta el agotamiento, he gastado muchísimo y me siento una idiota por haber contratado a este Michelángelo del subdesarrollo que en vez de rodillo parece que usara la lengua para pintar. Gracias a él, la habitación del medio cobró un aspecto musical: las rayas le dan cierto aire de pentagrama vertical. Los conceptos que el hombre expresa acerca de su "obra" me recuerdan a "Las ropas nuevas del emperador": elogio de lo que no se ve ni existe, a sabiendas de que así es.
Mientras aguardo que la pesadilla cromática se termine pronto, sueño con tapices y cuadros gigantescos que disfracen las vergüenzas chapuceras.

2 comentarios:

Eugenia dijo...

Hola Guapa! Espero poder ir a ver pronto tan magnífica obra de arte.
(tengo unas láminas en casa, no son lindas, pero son grandes)

Carmen Ramírez dijo...

Me mudé; tal vez por la frustración de no haber conseguido una gigantografía de la formación de Peñarol del 89