martes, 11 de diciembre de 2007

HOY, QUE NACÍ A LOS TREINTA Y UNO

Este no es un día cualquiera sino el día en que el Excelso, el Agropecuario y yo nacimos otra vez, cual insólitos trillizos. Como es de suponerse, todo ocurrió a bordo de la nave de Pereira (la Coqueiro), y en sus proximidades. Fue una gran alucinación matutina aquella carrera desbocada, envidia de Thelma y Louise, conviviendo con la serena charla del Agropecuario o el perfil azteca e impasible del Excelso, recortado en el estruendo. Y cuando creí que despertaba (pues nos bajábamos), aún nos tocó presenciar una escena de antología surrealista: a pocos metros, el vehículo dejó de ser camioneta para convertirse en arado tras perder una rueda y seguir marchando . Probablemente, en esos instantes, Pereira estaba echando mano a algún rescoldo de freno pero a mí se me antojó una imagen de tosudez, un querer seguir contra viento, ejes y marea.
Tardé un rato largo en darme cuenta de lo cerca que estuvimos de matarnos en la carretera. Sobrevino entonces una suerte de pánico retroactivo y supe que -sin hipérboles- desde ahora tendré dos cumpleaños: el 21 de marzo, día en que nací sola y el 6 de octubre, día en que nací treintañera y en agrupación.

Martes 6 de octubre de 2002

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