martes, 11 de diciembre de 2007

PARA EMPEZAR

PARA EMPEZAR Yo, que entré al siglo XXI por la ventana, me enteré recién hace dos días qué es un blog y estimo me llevará dos más saber cómo subir una imagen desde archivo y así suma y sigue.Esto de escribir en la web es algo bien extraño e interesante, para mí es una experiencia inédita puesto que hasta el momento mi ejercicio de escritura consistió en llenar cuartillas puertas adentro. El temor al juicio del otro es inmovilizante a veces, especialmente cuando por tu profesión leés mucha crítica y has presenciado la defenestración de más de un texto, con palabras más filosas que cualquier cuchillo.Pero escribir y escribir "cuadernos secretos" para que un día, cuando yo ya no me encuentre entre los mortales, algún amigo los lea y se los entregue a un editor para que mis papeles levanten vuelo a la gloria, además de ser muy pretensioso es absurdo. Tal vez me influyó más de la cuenta la historia del amigo de Kafka que no quemó sus papeles.La cuestión es que uno siempre escribe para un otro potencial, aunque éste nunca llegue a materializarse. Ahora opté por escribir para un otro también potencial pero de un modo diferente.La escritura ha sido durante años uan forma de responder a los avatares, especialmente cuando volví a Santa Clara (por eso la frase del inicio, tomada de García Márquez). Yo que volví con la cabeza llena de epopeyas de fuegos arrebatadores, de vuelos al éter, me encontré como en mi infancia,con un mundo de andar pausado, con un pequeño universo signado por lo cotidiano. Pero volví a trabajar, entonces no era cuestión de si me gustaba o no de modo que ahuyenté algunos fantasmas de muertos queridos y marcas de infancia y me concentré en lo mío. Mi idea era estar un tiempo, y la declaraba a cuantos quisieran oírme, tal vez para convencerme.De eso hace doce años. Ahora tengo una hija, una casa, amigos y una nueva historia, un capítulo diferente a aquel de "La hija de". No es que tenga problemas con haber nacido de quiénes lo hice sino que en ocasiones cuesta que te asuman como una persona y no como la continuación de otra (o la saludable comprobación de que no te parecés).En estos años me fui habituando a ver al pueblo desde el cordón de la vereda y no desde la Torre de los Panoramas, creo haber aprendido a mirar las cosas como lo que son, con el valor que eso tiene y con la triste realidad que a veces encierran. Tal vez suene pretensioso decir que encontré mi lugar en el mundo, pero por ahora no me pienso ir. O tal vez me haya ocurrido como a José Arcadio Buendía y su expedición que fundaron Macondo no por haber hallado el lugar cierto sino porque ya estaban vencidos de andar. Quiero decir que desconozco hasta qué punto me quedé por opción, pero estimo que a esta altura no importa. Mientras pueda voy a seguir mirando a mi alrededor, descubriendo esas pequeñas epopeyas de lo cotidiano, esas COSAS DE ALDEA.

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