martes, 11 de diciembre de 2007

OTRA DE LLUVIAS

Santa Clara está perdiendo su identidad: el Pililín cambió su histórica bicicleta por una moto y la Intendencia envió maquinaria para arreglar la avenida 25 de agosto (¡adiós baches centenarios!). Ayer de tarde, mirando cómo el trascabato iba y venía pensé: "ha llegado el circo al pueblo" porque la gente se había parado en las puertas o sentado en los muros a contemplar aquel espectáculo difícilmente catalogable como divertimento. Y la voz popular no se hace esperar mucho: "No sé si irán a alambrar el pueblo pero, por lo pronto, lo están arando". Fiel a alguna maldición inveterada que tiene que ver con maquinaria de la Intendencia y mal tiempo, un día después de comenzadas las obras se largó a llover, dejando nuestra principal avenida con aspecto de huella de carretas. Me parece que la veo a la Adelaida sentada a la puesta de su casa vociferando contra la máquina amarilla porque su presencia en el barrio auguraba barrizal. En aquellos días adquirí la destreza de evitar los charcos y la tierra blanda, y esta tarde comprobé que aún la conservo.
Mirando hacia la calle a esta hora en que la luz empieza a ser penumbra me siento realmente bien. Entonces pienso en la cantidad de veces que he pasado y, al ver a alguien tras una ventana ,he sentido pena de ese pobre ser de existencia apagada que mata las horas viendo a otros pasar. La misma idea se les ocurrirá a otros respecto a mí. ¡Qué poco sabe uno de otros cuando opina! Los supone y nos más que eso.

Sábado 24 de febrero de 2002

1 comentario:

Saraza dijo...

De los días de lluvia tengo, entre otros, el recuerdo de las velas. Siempre ante el primer relámpago la frase que se decía era "Quedan velas?". Cada casa tenía un lugar para ellas, al que se podía acceder fácilmente aún en la oscuridad.
Ese recuerdo lo reviví ahora en esta navidad, cuando el domingo tuvimos apagón. Me había olvidado lo lindo que es sentarse a la luz de las velas a conversar. Entonces volvimos a escuchar los cuentos de mi padre, y por supuesto nos volvimos a reír como si fuera la primera vez que los contaba. Sólo faltaba Juan.

Saludos!!